El DMS tiene un sabor y un aroma distintivos que recuerdan al del maíz o al de verduras cocidas. Ambas sensaciones son percibidas en concentraciones extremadamente bajas.
El DMS es un compuesto sulfuroso volátil, aceptado en muchas lagers pero considerado una contaminación en otros estilos de cerveza. Se suele percibir como un sabor rancio, a coliflor hervida. La presencia aceptable de DMS en la cerveza suele estar entre 10 y 150 ppm, aunque hay algunas que contienen hasta 175 ppm.
El DMS suele originarse durante la elaboración de cerveza, a temperaturas superiores a 60ºC. Para controlar su formación se debe enfriar el mosto rápidamente o no dejar la cuba de cocción cubierta demasiado tiempo durante el hervido, pues ello no permitiría al compuesto escaparse.